–Texto: PRISCILA VILLALOBOS

El café es uno de los estimulantes preferidos por la mayoría, un icono de sociedades. Entre los diversos tipos es difícil elegir por el favorito, sin embargo cada quien tiene un gusto por alguno en específico. Se define por su origen, tipo de tueste y método de preparación hasta el tipo de taza en que se toma. Cada método tiene su propio proceso, paso a paso, todo tiene un porqué, pero más allá del resultado lo importante es el ritual que se realiza.

Su tipología varía desde el espresso cortado, espresso doble, café au lait, americano, latte o los más sofisticados como lo es el affogato (espresso con una bola de nieve en el centro). Para elegir el ideal en cada ocasión, basta con preguntarte qué es lo que se te antoja, cómo te quieres sentir y cómo lo quieres tomar. Maridar el café también es todo un suceso, depende de la ocasión y tipo de alimento. Los ingredientes que hacen mejor par al café son los chocolates, los biscottis, brownies, scones, tarta de frutas, y por supuesto los desayunos, por ejemplo los omelettes, quiche, crepas y hasta un simple plato de avena.

Lo más importante de todo es que el café es una bebida que será el recuerdo de muchas épocas y de muchos sucesos, así que para los amantes del café, cualquier momento, ocasión o ingrediente será siempre una excelente opción.