Si piensas en un par de labios sacando la lengua, lo primero que viene a tu mente es una travesura. Lo segundo, es una leyenda: The Rolling Stones. Inglaterra se veía dividida en los 60’s por dos tipos de chicos: los románticos de Liverpool y los ‘bad boys’ de Londres.
Este polémico grupo era la otra cara de la Invasión Británica en la escena musical del mundo entero. La historia comienza con dos amigos, los miembros con mayor antigüedad de la banda: Mick Jagger y Keith Richards. Algunos fracasos tuvieron que ocurrir para que el grupo y sus entonces integrantes comenzara a tener identidad propia, pasando cerca de cinco años para que pudieran probar las mieles del éxito con “(I can’t get no) Satisfaction”, canción que ha sido reinterpretada por centenares de artistas a través del tiempo. Este clásico fue criticado fuertemente por las asociaciones conservadoras por su referencia a la autosatisfacción, sin embargo se convirtió en un himno que representaba la rebeldía de la juventud de la época. La banda cuenta en diversas entrevistas que de poder describir la canción que los lanzó al éxito con pocas palabras, dirían que representaba ese sentimiento de “alienación social” al que fueron sujetos al principio de su carrera.
Su vida musical y privada siempre ha estado rodeada de excesos, cambio de integrantes, tragedias, y muchos cargos por consumo de sustancias ilegales. Cumplen perfectamente con el término “Rock Star”, siempre envueltos en algún escándalo y señalados como un mal ejemplo tanto por su estilo de vida como el contenido sexual y profano de sus canciones. A pesar de esto, musicalmente se entregan a un público ávido de nuevos temas. Con más de 50 años de trayectoria (y contando), podemos decir que los Stones seguirán llegando a los oídos de generaciones enteras.
–Texto: Carmen Reyes