Hay algo mágico en las malteadas. De niños, la simple idea de un milkshake evoca un momento de alegría pura. No sabemos si es la crema, el popote de colores o la cereza que lo adorna. ¿Qué es lo que lleva un buen milkshake? La receta original, que surgió en 1885, era más bien una bebida preparada con whiskey. Fue hasta 1900 que el término se utilizó para designar a una bebida espesa hecha con jarabe de chocolate, fresa o vainilla. Las personas pronto se encariñaron del milkshake, pidiendo que se acompañara de una bola de helado. ¿El resultado? Una bebida de culto que se conseguía en las fuentes de sodas en los centros comerciales más prestigiados. La gran revolución se dio en la cadena de farmacias Walgreens, donde la leche con malta se hizo muy popular. La malteada que ahora conocemos nació gracias a uno de los empleados de esos establecimientos. Ivar “Pop” Coulson, encargado de elaborar los batidos en la fuente de sodas, decidió agregar dos bolas de helado de vainilla a la preparación tradicional de leche con malta.
Lo demás es historia: las malteadas se convirtieron en icono cultural de Estados Unidos, algo que se mantiene hasta nuestros días. Al adicionarle nutrientes en polvo, pronto pudieron formar parte de alimentos infantiles de alto contenido proteico, además de ser ofrecidas como remedios medicinales para algunos males estomacales. En los años 50’s, compartir una malteada era señal de que sí, le gustabas a esa persona especial. En la ciudad de Chihuahua las malteadas de Chelinos son famosísimas por su delicioso sabor, y en Local no podemos dejar de recomendarte nuestra favorita: Malteada de fresa. Sencilla y rápida de elaborar, las variantes son infinitas. Añade a esto una cereza bien jugosa y shake it up!