–Texto: Priscila Villalobos

El chocolate es uno de los ingredientes más antiguos del mundo y sus inicios eran en forma líquida: una bebida agria apreciada y tomada por las culturas mesoamericanas.  Se mantuvo como un elixir afrodisíaco e incluso digno de poderes místicos hasta que en Holanda le empezaron a dar un uso en confitería. Además de este contexto histórico, el chocolate negro es reconocido por otras características, por ejemplo sus beneficios para la salud: es bueno para la circulación, el corazón, controla niveles de azúcar, cuenta con un alto contenido de antioxidantes, e incluso en la cosmética, como ingrediente exótico y estimulante para la piel. Gracias a su sabor agridulce, este tipo de chocolate cuenta con una gran versatilidad y esto le permite ser mezclado o acompañado por una variedad de ingredientes, por ejemplo: uvas, almendras, avellanas, cardamomo, lavanda, moras, sal de mar, caramelo, entre otros. Para maridar una buena tableta de chocolate, las mejores opciones son con una taza de té Earl Grey, un espresso o una copa de Pinot Noir, que se caracteriza por poseer un cuerpo ligero y un nivel de tanino inferior al del resto de los vinos tintos. Y bien, si quieres encontrar un buen chocolate negro, más allá de marcas debes considerar su porcentaje de cacao, en este caso de 75% en adelante. Al momento de probarlo la textura debe de ser muy suave y el sabor deberá penetrar intensamente en el paladar. Esto es lo que dará la certeza de saber que estas probando una gran herencia de nuestros antepasados. Las mejores variedades de chocolate negro son los conocidos como ‘grand crus’, seleccionados por la calidad de sus granos. Destacando la variedad Sao Tomé de África, los crudos provenientes de Madagascar, el criollo de Venezuela, y el Côte d’Ivoire, más claro que las otras variedades.